Esto es también lo que insinuó el miembro de la junta del BCE, Ignazio Visco, cuando fue entrevistado anteriormente. Dijo que por el momento, no es posible decir qué tan altas tendrán que ser las tasas para alcanzar el nivel objetivo. Por lo tanto, podría llegar hasta el 3,25 %, el 3,5 % o incluso el 3,75 %. Claramente, la política monetaria del banco depende de los cambios en la economía, y las decisiones se determinarán directamente en cada reunión programada del comité. "No creo que podamos decir ahora cuál será la tasa final porque realmente depende de los datos futuros. Nuestro objetivo es volver a una tasa de inflación del 2 % en el mediano plazo. Si necesitamos ser más duros, lo seremos", agregó Visco.

El BCE ya aumentó el costo de los préstamos en 300 puntos básicos desde julio del año pasado, lo que llevó la tasa de los depósitos al 2,5 %. En un futuro próximo, pretenden subirlo otro medio punto, dejando claro que el endurecimiento no se detendrá en esta etapa. Francois Villeroy de Galhau incluso dijo la semana pasada que es posible que la tasa máxima no se alcance hasta septiembre de este año. Algunos funcionarios del BCE, incluido el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, argumentaron que se necesitan más pasos en el segundo trimestre de este año. Esto significa que puede haber otra subida de 50 puntos básicos.

La acción decisiva se fortaleció después de que un informe mostrara que la inflación subyacente fue más resistente de lo que se pensaba anteriormente, lo que aumentó los riesgos de crecimiento de precios y salarios en la eurozona esta primavera. "Necesitamos asegurarnos de que la inflación subyacente no se mantenga en este nivel alto por más tiempo del que debería", dijo Visco, y enfatizó que los mercados laborales ajustados en algunas partes de la región requieren un monitoreo y vigilancia cuidadosos. "La situación actual podría llevar a aumentos salariales más allá de lo compatible con una tasa de inflación de mediano plazo del 2 %. Por eso estamos viendo esto con mucha cautela", agregó.

Hasta el momento, el euro no está reaccionando a los cambios de política esperados, pero los comentarios más moderados de los funcionarios de la Fed, que han expresado la necesidad de más aumentos de las tasas de interés de EE. UU. para combatir la inflación, serán suficientes para una reversión bajista del mercado. Para detener la caída, se necesita un quiebre por encima de 1,0574, ya que eso impulsará un aumento hacia 1,0610, 1,0655 y 1,0700. Pero si hay una caída por debajo de 1,0530, el EUR/USD caerá a 1,0480.

En GBP/USD, los compradores deben subir por encima de 1,1950 para empujar el par a 1,1990 y 1,2030. Pero si los vendedores toman el control de 1,1920, el par bajará a 1,1870 y 1,1830.